En el Oriente Asturiano se conoce bien la figura de Íñigo Noriega, ilustre emigrante que se convirtió pronto en una figura conocida y reconocida por su contribución a la mejora de las condiciones de vida en su tierra de origen. Hoy en día una estatua así lo recuerda en Colombres, muy cerca del Archivo de Indianos.
Sin embargo, pocas personas saben quién fue María Josefa de Argüelles, Marquesa de Argüelles y nacida en Cuba hija de una emigrante de Pría, que supo ver ya a principios del siglo XX el potencial turístico del Oriente Asturiano, construyendo colonias turísticas en Llanes y Ribadesella. Y es que, desgraciadamente, hablar de la emigración de mujeres en América Latina es referirnos a miles de mujeres desconocidas por la mayoría y olvidadas por la Historia.
Emigrantes o exiliadas, se vieron obligadas a abandonar su tierra para iniciar una aventura incierta que marcó su destino. Fueron, ante todo, mujeres con un fuerte compromiso social o una trayectoria personal o profesional que conviene rescatar del olvido.
Aunque es difícil establecer el volumen del movimiento emigratorio a América, se estima que fueron unas 350.000 las personas desplazadas, de las que aproximadamente un 30%, unas 100.000, fueron mujeres.
Y si inicialmente, a mediados del siglo XIX, viajaban fundamentalmente acompañando a sus maridos o para reunirse con ellos, entrado el siglo XX se desplazaban para labrarse un futuro mejor o adquirir una mayor autonomía personal, emigraban para trabajar en el servicio doméstico, en la industria textil o en el comercio.
Los obstáculos fueron muchos, la administración puso trabas a la emigración femenina: las menores de 13 años necesitaban el permiso paterno, las viudas certificado de defunción y las casadas la autorización del marido. Pero aún así superaron las dificultades con su trabajo y esfuerzo, aunque sólo unas pocas alcanzaron la fama merecida, ya que la gran mayoría pasó a engrosar las filas del enorme contingente anónimo que colaboró en la construcción de Asturias tal y como hoy la conocemos.
Algunas, como Eugenia Astur, Teresa García, Rosario Acuña, María Luisa Castellanos o Eva Canel, despuntaron en la literatura. Otras como María Teresa Prieto, en la música, y otras, como Concha Heres, en la actividad filantrópica.
Muchas fueron colaboradoras de periódicos y conferenciantes y defendieron las posturas del feminismo de la época. Otras, como Veneranda Manzano, Pura Tomás o Selina Asenjo se incorporaron activamente a la política y ayudaron a construir una, por aquel entonces, incipiente democracia. También hubo empresarias, como la ya mencionada María Josefa de Argüelles.
Todas ellas contribuyeron al desarrollo, al bienestar y al progreso de sus lugares de origen. Todas ayudaron a transformar Asturias aportando riqueza pero también cultura, nuevos valores, progreso y modernidad.
Visibilizar a nuestras antecesoras implica reconocer y poner en valor su trabajo, su esfuerzo y su contribución a que nuestras condiciones de vida sean mejores de lo que fueron las suyas y a que las mujeres de hoy seamos más libres que las mujeres de ayer.
Sin embargo, pocas personas saben quién fue María Josefa de Argüelles, Marquesa de Argüelles y nacida en Cuba hija de una emigrante de Pría, que supo ver ya a principios del siglo XX el potencial turístico del Oriente Asturiano, construyendo colonias turísticas en Llanes y Ribadesella. Y es que, desgraciadamente, hablar de la emigración de mujeres en América Latina es referirnos a miles de mujeres desconocidas por la mayoría y olvidadas por la Historia.
Emigrantes o exiliadas, se vieron obligadas a abandonar su tierra para iniciar una aventura incierta que marcó su destino. Fueron, ante todo, mujeres con un fuerte compromiso social o una trayectoria personal o profesional que conviene rescatar del olvido.
Aunque es difícil establecer el volumen del movimiento emigratorio a América, se estima que fueron unas 350.000 las personas desplazadas, de las que aproximadamente un 30%, unas 100.000, fueron mujeres.
Y si inicialmente, a mediados del siglo XIX, viajaban fundamentalmente acompañando a sus maridos o para reunirse con ellos, entrado el siglo XX se desplazaban para labrarse un futuro mejor o adquirir una mayor autonomía personal, emigraban para trabajar en el servicio doméstico, en la industria textil o en el comercio.
Los obstáculos fueron muchos, la administración puso trabas a la emigración femenina: las menores de 13 años necesitaban el permiso paterno, las viudas certificado de defunción y las casadas la autorización del marido. Pero aún así superaron las dificultades con su trabajo y esfuerzo, aunque sólo unas pocas alcanzaron la fama merecida, ya que la gran mayoría pasó a engrosar las filas del enorme contingente anónimo que colaboró en la construcción de Asturias tal y como hoy la conocemos.
Algunas, como Eugenia Astur, Teresa García, Rosario Acuña, María Luisa Castellanos o Eva Canel, despuntaron en la literatura. Otras como María Teresa Prieto, en la música, y otras, como Concha Heres, en la actividad filantrópica.
Muchas fueron colaboradoras de periódicos y conferenciantes y defendieron las posturas del feminismo de la época. Otras, como Veneranda Manzano, Pura Tomás o Selina Asenjo se incorporaron activamente a la política y ayudaron a construir una, por aquel entonces, incipiente democracia. También hubo empresarias, como la ya mencionada María Josefa de Argüelles.
Todas ellas contribuyeron al desarrollo, al bienestar y al progreso de sus lugares de origen. Todas ayudaron a transformar Asturias aportando riqueza pero también cultura, nuevos valores, progreso y modernidad.
Visibilizar a nuestras antecesoras implica reconocer y poner en valor su trabajo, su esfuerzo y su contribución a que nuestras condiciones de vida sean mejores de lo que fueron las suyas y a que las mujeres de hoy seamos más libres que las mujeres de ayer.
Nota: Si quereis obtener más información sobre la emigración de mujeres a América podéis consultar la publicación Asturianas en América: emigración y exilio y la exposición fotográfica del mismo nombre que el Instituto Asturiano de la Mujer ha puesto a disposición de las organizaciones de mujeres, los ayuntamientos asturianos y los centros educativos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario