Dicho esto, hay que seguir adelante.
No está en la mano de las ciudadanas y ciudadanos restituir ahora los servicios
públicos recortados o los presupuestos para las políticas igualdad mermados
hasta su extinción, pero quien estuvo del otro lado os dice que desde este, también
es posible hacer políticas, política en el bello y grandioso sentido de esta
palabra, y hacerla desde la felicidad que brinda la casi total libertad (nunca es
absoluta, no os dejéis engañar) y la
posibilidad de tejer redes ciudadanas que construyen tejido social y que
fortalecen la democracia.
Pienso ahora en el
enorme trabajo del movimiento organizado de mujeres a lo largo de la historia, pero también, por ejemplo, en la ingente labor de a Plataforma de Afectad@s por la Hipoteca, y en lo que hacemos, a menor
escala, es obvio, desde el colectivo Blogueras.As, al que pertenezco, y creo honestamente que este 8 de marzo después de conmemorar y
reivindicar, podemos celebrar que la ciudadanía resiste y existe. Será que me he levantado con el pie izquierdo.
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