jueves, 22 de abril de 2010

Ni ogros ni princesas, aquí tambien queremos educar en igualdad.


Cerca de 4.000 alumnos y alumnas y 300 docentes asturianos participan este curso en el programa de educación afectivo-sexual “Ni ogros ni princesas”, un nombre muy sugerente y que hoy me ha venido a la cabeza pensando en la que nos han liado l@s de siempre a cuento de los cuentos.

En el marco de las jornadas de educación afectivo-sexual que se desarrollaron en Laboral Ciudad de la Cultura, el Instituto Asturiano de la Mujer presentó un balance del programa desarrollado en la Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO).

Esta iniciativa tiene como objetivo proporcionar a las y los adolescentes de Asturias una formación afectivo-sexual basada en la salud y el placer, en el fomento de la autoestima y la autonomía, en la igualdad entre hombres y mujeres y en el respeto a las diferentes orientaciones sexuales.


El Programa “Ni ogros ni princesas” tiene una duración de cuatro cursos y propone una serie de acciones dirigidas a alumnado, profesorado y familias secuenciadas en el tiempo para que cada centro educativo desarrolle e incorpore la educación afectivo-sexual en su quehacer diario, adaptándola a sus necesidades y posibilidades.

Teniendo en cuenta que el programa se basa en el protagonismo del alumnado y la implicación del profesorado, se pone a disposición de los centros una serie de recursos de apoyo -tanto humanos como materiales-, que pueden solicitar.

Así, por ejemplo, la Consejería de Salud y Servicios Sanitarios, con la colaboración del Instituto Asturiano de la Mujer y de la Consejería de Educación, editó en el año 2007 el manual titulado “Ni ogros ni princesas, Guía para la Educación Afectivo-Sexual en la ESO”, como recurso para el desarrollo de estos proyectos de Educación para la Salud, en la que se propone 12 sesiones para cada uno de los cursos de la ESO.

Las autoras de esta Guía, casi todas profesoras de Educación Secundaria, partieron de un modelo de Educación Afectivo-Sexual basado en la libertad personal (con la participación de la sociedad, familia y escuela) y que propugna valores como: la ética del consentimiento, la igualdad entre los sexos, la lealtad interpersonal, el placer compartido, la responsabilidad compartida, la educación de los afectos, la autonomía emocional, no centrado en la genitalidad y que respete y valore por igual las distintas orientaciones sexuales.

El título, “Ni ogros ni princesas”, hace referencia a la necesidad de lograr la autonomía personal, emocional y económica de las chicas y que los chicos desarrollen la ética del cuidado, la expresión emocional y la empatía para la convivencia.

Impregnada de filosofía coeducadora, la guía persigue que el alumnado adquiera las capacidades básicas para su desarrollo humano y, más específicamente, que las chicas logren autonomía personal, emocional y económica y los chicos desarrollen la ética del cuidado, la expresión emocional y la empatía para la convivencia.

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